miércoles, 21 de junio de 2017

Chicotazos • Elección de comisarios: defecar de risa o hacer entripados Por Francisco Javier Flores V.

Chicotazos

• Elección de comisarios: defecar de risa o hacer entripados

Por Francisco Javier Flores V.

Francisco Javier Flores V. Periodista.
El triste espectáculo que están ofreciendo los partidos políticos y funcionarios de gobierno en esta especie de rebatinga que se traen por las comisarías en el municipio de Acapulco, no viene más que a demostrar el grado de descomposición y podredumbre en el que han caído esos dizque representantes en su afán de seguir ejerciendo el corporativismo como medio para mantener el poder.

Pero además, es lastimosa y ruin la forma en que los dirigentes empujan a los habitantes de las comunidades a la confrontación, sembrando la discordia incluso entre las mismas familias al inmiscuirse en esos procesos que otrora servían para unificarlos en torno a la figura de quien los representaría legalmente como pueblos, a través de los usos y costumbres. 

Haber vivido parte de mi infancia y adolescencia en una comunidad rural –Omitlán, municipio de Juan R. Escudero- me permitió ser testigo de la asunción de muchos comisarios bajo el método más limpio, transparente y auténticamente democrático: la votación directa, en asamblea, frente al pizarrón, expresando abiertamente el voto a favor de quien se consideraba el ciudadano idóneo.

Lo mejor era que quienes participaban en la contienda llegaban sin siquiera imaginar que serían propuestos, no se hacía campaña ni proselitismo alguno pues era en la misma reunión donde los “principales”, es decir la gente respetable y de mayor edad y experiencia, proponían a dos para ser sometidos a escrutinio.

Al terminar el conteo de las rayitas de gis que equivalían individualmente a un voto, ganador y perdedor estrechaban las manos, sonaban las fanfarrias al son de la música de viento, no faltaba quien invitara el primer cartón de cerveza o litro de mezcal, y aquello se convertía en una auténtica fiesta, que el pueblo ofrecía al que resultaba electo para desearle suerte en esa importante y honrosa encomienda.

Previamente, hay que aclarar, con ese mismo método se elegía al secretario, al tesorero, los vocales, el Consejo de Vigilancia y hasta al auxiliar, que era este último quien se ocupaba de mantener limpia la comisaría, hacer los mandados durante las asambleas y llevar los citatorios verbales casa por casa cuando el comisario convocaba.

Lamentablemente, poco a poco estos procesos se fueron pervirtiendo, primero con la injerencia de los gobiernos municipales que comenzaron mandar a “los de Gobernación” a “dar fe”, ya que éstos enviados lo que hacían era dar línea respecto de quiénes, a sugerencia del “señor presidente municipal”, eran los más idóneos para ser comisarios; obviamente, se trataba de personajes afines a los intereses de la autoridad, en el más perverso sentido de la palabra.

El colmo para estos ya de por sí enlodados procesos, fue cuando los partidos comenzaron a involucrarse, inducidos por el absurdo formato de elegir planillas con propietario, suplente y dos vocales para cubrir cuatro años de gestión, convirtiendo la elección de comisarios en un auténtico botín político. Así las cosas, lo que antes era motivo de fiesta y de orgullo para quien recibía la confianza por mandato supremo de los ciudadanos, terminó por convertirse en un vil y maloliente estercolero.

Y entre la salpicadera de excremento, perdón, entre la lluvia de acusaciones por las burdas maniobras que en todos los bandos es público y notorio que las practican, ya no sabe uno si defecar de la risa o hacer entripados. Y es que en eso del mapacheo, compra de votos, entrega de dádivas, coacción y otras linduras para obtener votos (ojo: votos, no adeptos), ni a cual irle de los tricolores, amarillos, azules, naranjas y demás. Como se dice en los pueblos, tan malo el pinto como el colorado.
Lo peor de todo es que estamos viendo la primera parte de esta tragicómica película. Ya viene también la elección de delegados. Habría que ir preparándonos con el papel sanitario… 




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