miércoles, 12 de septiembre de 2018

Chicotazos • Mujeres: El peor enemigo… Por Francisco Javier Flores V.

Chicotazos

Mujeres: El peor enemigo…

Por Francisco Javier Flores V.

Dentro del movimiento feminista de Guerrero y particularmente en Acapulco tengo muchas amigas. En su gran mayoría mujeres inteligentes, solidarias, luchonas, francas, muy abiertas. Son damas que acostumbran decir las cosas tal cual son, sin medias tintas y de frente, con un temple que ya envidiarían muchos de mis amigos que se dicen hombres, sin ofender.

Fue de algunas de ellas que en cierta ocasión escuché esa frase que tanto las lacera, pero que lamentablemente también las identifica: “El peor enemigo de una mujer es… otra mujer”.

Conozco a Deyanira Calixto Galeana desde hace varios años. La traté de cerca hará unos seis años cuando colaboró en la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del estado en un cargo tal vez menor, pero desde donde era un enlace y apoyo importante para el ese entonces titular de la dependencia. Siempre con un trato fino, y si es correcto decirlo hasta con exceso de amabilidad, sobre todo con la gente humilde, muy necesitada, que acudía a esas oficinas en busca de los apoyos sociales que por ley el gobierno está obligado a otorgar.

Siempre en su rostro una sonrisa, un trato amable, una palabra de aliento, de esperanza, y si se podía y estaba en sus manos, una respuesta. Supe que había sido nombrada, ya en el último tramo de la administración municipal de Acapulco, directora del Instituto Municipal de la Mujer. Acudí en calidad de reportero a hacerle una entrevista. La misma sonrisa en el rostro, la misma amabilidad en el trato, la misma atención y la misma preocupación por servirle, sobre todo a los que menos tienen, y ahora de forma especial a las mujeres, desde la posición en la que se encuentra, si bien carente de los recursos financieros y materiales de los que debería disponer.

No conozco ni traté a quienes le antecedieron en ese cargo en este mismo gobierno municipal, pero desde mi muy humilde y particular punto de vista, creo que el IMMujer Acapulco, aunque sea por unos cuántos meses, ha tenido a una titular digna, a la altura; a una mujer comprometida con las causas de sus compañeras, sobre todo en el tema de la violencia intrafamiliar y de género.

Por eso cuando me enteré de la forma poco ética, grosera y altanera con que quien se dice la va a sustituir en el próximo gobierno que encabezará la abogada Adela Román Ocampo, llegó a exigir documentación, informes y sobre todo, “cuántos millones se manejan” ahí, y dónde estaba “la caja chica”, que fue lo que preguntaba insistentemente, no pude menos que indignarme. Deya no merece ese trato. Y más que la futura directora, que para colmo es la suplente de Adela en la alcaldía, se hizo acompañar de cerca de una decena de hombres, entre ellos uno que hoy me corrigen no es su esposo, pero que es “muy cercano” a ella, a una oficina donde laboran puras mujeres.

No está de más mencionar que la dependencia, por desgracia, desde hace varios años está infestada de un grupo de damas que cada directora que llega se convierten en un fuerte dolor de cabeza. Son “trabajadoras” que no tienen una función específica y si la tienen no la desempeñan, y que han sido públicos sus desencuentros con quienes han sido titulares, se ha ventilado en los medios, todo mundo sabe quiénes son. Esas mismas son las que de inmediato se pusieron a la orden de la futura directora y a hablar pestes de la actual. Vaya alacrancitos que se va a echar a la bolsa la señora Matilde Texta García, quien por lo demás lo único que tal vez deba hacer es controlar su carácter, ese que no le dejó buenas amistades en la campaña con Morena. Ya no será líder partidista, sino servidora pública. El comportamiento debe ser distinto, en este gobierno en el que muchos han puesto sus esperanzas.

Culmino con esta frase que tomé del muro de Facebook de mi amiga la activista María de Jesús Martínez Hernández, Marichuy para los cuates: “ El Instituto Municipal de la Mujer tiene que ser un oasis en el desierto de la violencia en la vida de las mujeres”.

Mi respeto por siempre a la máxima creación de Dios. Vale.

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