¡Jálalo que es pargo!
* AMLO, cuenta regresiva
Por Jacko Badillo
Estamos a menos de una semana de que ocurra uno de los acontecimientos más importantes de nuestro país. El próximo primero de diciembre rinde protesta como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador y comienza lo que le han dado en llamar la Cuarta Transformación nacional.
El hecho sin duda es histórico no solamente porque se trata del primer mandatario que llega al Poder Ejecutivo por las siglas de un partido que se asume como de izquierda, luego de dos sexenios gobernados por el derechista Partido Acción Nacional y la recuperación efímera del poder por parte del otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional.
Lo es también porque se trata de un partido político con apenas cuatro años de haber sido reconocido oficialmente como tal por las autoridades electorales, aunque su organización data desde 2012, cuando López Obrador fundó el movimiento tras perder por segunda vez las elecciones presidenciales. De cualquier manera, muy poco tiempo para haber ganado una elección federal y hacerlo de manera arrolladora.
Además, esta es la primera ocasión en 24 años que un presidente de México contará con mayoría en el Poder Legislativo, pues de acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral, la coalición encabezada por Morena tiene 61.40% de las curules en la Cámara de Diputados y 53.13% en la de Senadores.
Tampoco se debe dejar pasar el hecho de que no se recuerda un presidente electo tan influyente en la vida nacional como lo ha sido AMLO desde que fue declarado triunfador de las elecciones; y aunque sus defensores argumentan que se debe esperar a que tome posesión para poder cuestionarlo, lo cierto es que virtualmente tiene mucho que comenzó a gobernar, tomando decisiones al amparo de las famosas consultas cuya seriedad a muchos no convence.
La cancelación del aeropuerto de Texcoco y consecuente luz verde al de Santa Lucía; el asunto de la Guardia Nacional, el retiro de la pensión a los ex presidentes de la república, la desaparición del Estado Mayor Presidencial, entre otros, tienen ya el sello lopezobradorista, incluso con un tufo de autoritarismo que nadie desea transmute a dictadura.
En efecto, hay que esperar a que llegue la toma de protesta y el oriundo de Macuspana se siente en la silla presidencial para que comience a gobernar de manera oficial para poder hacer juicios de manera objetiva; mientras tanto, lo que es un hecho es que este estilo personal de gobernar que se avizora tiene muy inquietos y preocupados a sectores importantes de la sociedad, entre ellos el empresarial. Lo peor que nos puede pasar como nación es tener una sociedad polarizada. Esperemos que las medidas que se tomen desde el gobierno no nos lleven por ese camino.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!
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