sábado, 6 de junio de 2015

Suelo Rojo. Elecciones: Más de lo mismo o desarrollo y progreso a Juan R. Escudero. Francisco Javier Flores V.

Suelo Rojo

·         Elecciones: Más de lo mismo, o desarrollo y progreso
·         La inutilidad del voto útil; mejor, un voto razonado

Francisco Javier Flores V.

Este domingo 7 de junio –prácticamente dentro de unas horas- los ciudadanos de Juan R. Escudero acudirán a elegir nuevo presidente municipal. Habrá otras tres elecciones, para gobernador, diputado local y diputado federal, pero el tema que nos ocupa ahora es la alcaldía coloradeña.
Como si fuera una maldición, cada vez que está a punto de concluir un periodo de gobierno, trátese del color que se trate, permea entre la ciudadanía un amargo sabor de boca, lamentaciones y hasta sentimientos de culpa de aquellos que, deseosos de ese cambio que desde hace ya muchos años se está anhelando, votaron para que arribaran al poder personajes que han terminado decepcionando.
A mis cuarenta y tantos años, echo una mirada al pasado y no encuentro un solo ex presidente municipal que sea recordado como un buen gobernante. Desde que tengo uso de conciencia, todos, sin excepción, han terminado sus periodos severamente cuestionados, con señalamientos de corrupción, enriquecimiento inexplicable, de autoritarismo, nepotismo y póngale usted todos los ismos que se le ocurran.
Desde las “nuevas formas de hacer política” de Marcelino Arizmendi para acá, incrustados en la dichosa alternancia (gobernantes de diferentes partidos) que nos ha servido para maldita la cosa, hasta las pusilánimes administraciones pueblerinas de los anteriores, llámeles Quimo Meza, Chucho Adame, Rogelio Alvarez, y caciquitos anteriores.
Por lo menos desde la década de los noventas para acá, el Ayuntamiento de Tierra Colorada –la cabecera municipal- ha perdido todo lo honorable para convertirse en refugio de sátrapas, vividores del presupuesto, charlatanes, mentirosos y cínicos, que lo único que han hecho ha sido enriquecerse a costillas del erario público sin importarles dejar al municipio peor, mucho peor de lo que lo encontraron al arribar al gobierno.
En algún evento de campaña, escuché a Noé Acevedo Flores, candidato por el partido Movimiento Ciudadano, esgrimir cifras crudas y contundentes que ubican a Juan R. Escudero en un rezago histórico más que sorprendente, alarmante y escandaloso; según el INEGI, afirmaba el ingeniero constructor, excelente profesionista por cierto y con mucha visión de lo que es el desarrollo urbano, este municipio tiene un atraso en materia de infraestructura de entre 30 y 35 años. Así de ese tamaño es el hoyo en que nos han sumido los gobiernos, fíjense bien, del PRI, del PRD y del PAN que han desfilado por el palacio municipal de Tierra Colorada.
Y es que ni como rebatir que en las últimas tres décadas la obra pública ha sido desdeñada casi por completo, y cuando se ha pretendido hacer alguna de inmediato afloran la mala calidad de los materiales y pésima planeación. Sin ir más lejos, la pavimentación con concreto hidráulico (dizque) de la avenida principal en la cabecera, es la mejor prueba de lo que no se debe hacer.
Repartir despensas, ser intermediario de los programas sociales que vienen de los gobiernos federal y estatal; lucrar con el programa del fertilizante y para colmo repartirlo entre gente que ni siquiera siembra, entregar uno que otro apoyito para fiestas patronales o apadrinar jaripeos, patrocinar borracheras los días de las madres y de los maestros, entre otras linduras a las que se han dedicado los últimos alcaldes que hemos sufrido, no tiene nada que ver con un buen gobierno.
Juan R. Escudero está ávido de planeación, de obras de infraestructura de gran impacto; de proyectos sustentables como un nuevo mercado municipal; de detonar la actividad turística con la diversificación de atractivos, como por ejemplo la propuesta, venida por cierto del mismo ingeniero que cito líneas arriba, de construir una ciclopista a la orilla de la carretera Tierra Colorada-Ayutla, en el tramo de la cabecera al puente, convirtiéndola a la vez en una especie de mirador hacia el río Omitlán, y tantos proyectos más que podrían concretarse con esa visión que solamente alguien que esté empapado en el ramo de la construcción y la planeación tiene. Y obviamente, con capacidad de gestión y sobre todo con transparencia y un manejo eficiente y honesto de los recursos.
Mucho se habla en estos días del famoso voto útil, enderezado no tanto para elegir la mejor propuesta de gobierno, sino para hacer ganar a ciertos personajes, aún cuando sean de los partidos que siempre han fallado, o en el peor de los casos para frenar a aquellos que ponen en riesgo los proyectos de otros. En este sentido, el llamado desde este modesto espacio es a la conciencia, a reflexionar si ayudamos a que sigan gobernando los mismos de siempre, emitiendo un supuesto voto útil que dentro de tres años la realidad nos demostrará que fue inútil, o apostarle al progreso y el desarrollo dando oportunidad a quien sí sabe cómo hacerlo, emitiendo un voto razonado.


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