domingo, 3 de junio de 2018

Chicotazos * El factor Jacko XIV (De chaparrito a chaparrito) Por Francisco Javier Flores V.

Chicotazos

* El factor Jacko XIV

(De chaparrito a chaparrito)

Por Francisco Javier Flores V.

A menos de un mes de que se lleven a cabo las elecciones para presidente municipal de Acapulco, y tratando de ser lo más objetivo posible, las campañas electorales se encuentran en este momento en un punto neutro, algo que los analistas políticos llaman “empate técnico” entre los dos principales contendientes: Joaquín “Jacko” Badillo Escamilla, de la coalición PRD, PAN y Movimiento Ciudadano y Ricardo Taja Ramírez, del PRI y Verde.

Sin menospreciar las carreras políticas y propuestas de los demás candidatos, que sin duda tienen cada uno lo suyo y son muy respetables, en esta elección es muy poco lo que tienen que hacer, con todo y que Morena a nivel nacional tiene un gran arrastre con su candidato presidencial, su candidata en Acapulco nunca despegó y, como decía don Teofilito, ni despegará.

Así las cosas, la contienda se centra entre los dos personajes arriba mencionados, los cuales por cierto comparten una particularidad personal: ser de mediana estatura. Ambos son chaparritos, pues. Uno es blanco, de ojos claros, el otro morenito, como la gran mayoría de los acapulqueños.

La diferencia, o una de las diferencias entre ambos personajes, es como lo pintó claramente un líder de El Cayaco en una reciente reunión: “Si, aquél es chaparrito, güerito, pero mañoso; Jacko es chaparrito, morenito, pero decente y cumplidor”.

El pastor de una iglesia protestante, en otra de las reuniones del candidato que enarbola el cambio con seguridad, lo pintó de otra manera: “La diferencia es que Jacko empezó su candidatura desde abajo y poco a poco ha ido subiendo, va para arriba y ya nadie lo para; aquel comenzó desde arriba, de ahí ha venido para abajo… y también nadie lo para”.

Y esos comparativos son justamente lo que están dando a los acapulqueños la línea de hacia dónde deben orientar su voto el próximo primero de julio. Uno de ellos es el nivel de preparación, en donde Ricardo Taja, de una forma vergonzosa y anti ética, mintió al ostentarse como licenciado hasta en dos carreras diferentes, exhibiendo títulos falsos, siendo que ni siquiera concluyó su preparatoria, algo por lo cual incluso se encuentra demandado ante la PGR por usurpación de profesiones.

Jacko Badillo, por su parte, es el más preparado de los candidatos. Tiene licenciatura cursada en el Tec de Monterrey, de las escuelas más prestigiadas del país; maestría por la Universidad Americana de Acapulco y está a punto de concluir su doctorado, el máximo nivel académico, en esa misma universidad.

Taja ha sido regidor (por el PRD, por cierto, partido al que traicionó), diputado local y últimamente diputado federal, y no ha hecho absolutamente nada por Acapulco. Bueno, sí, en este último cargo fue uno de los legisladores que aprobaron el “gasolinazo”, esa reforma que es la culpable de que cada mes suba el precio de los combustibles y en consecuencia de todos los productos y servicios, propinando un duro golpe a todas las familias acapulqueñas.

Jacko Badillo nunca ha ostentado un cargo público, como se dice comúnmente no tiene cola que le pisen y aún sin cargo, desde la asociación civil JACKOmienza se ha dedicado a ayudar a miles de familias en colonias, barrios y comunidades rurales, con lo que humilde y modestamente se lo permiten sus recursos propios, dinero que gana con mucho esfuerzo a través de sus empresas, y no robando ni gastándose el erario público.

Es pública la vida de disipación que lleva el candidato del PRI, afecto a las pachangas, las discos, los antros, a las bebidas alcohólicas (por decir lo menos), a “echar pleito” andando en estado inconveniente, incluso con las mujeres, como fue denunciado no hace mucho por una conocida pintora acapulqueña a la que agredió.

Jacko Badillo no toma, no fuma, es deportista, campeón en torneos internacionales de natación, ejemplo que han retomado sus hijos, y un amoroso jefe de familia que siempre está pendiente de que su esposa y sus “cachorros”, así les llama, se encuentren bien, además de un buen hijo y hermano.

Y aquí el problema no es si al candidato priista le gusta divertiste y pachanguear, todos somos libres de hacerlo. El detalle es la gran responsabilidad que tendría de ser electo presidente municipal, y la pregunta que todos debemos hacernos es ¿en manos de quién vamos a depositar nuestro destino, el de nuestras familias, de nuestros hijos? ¿Cómo vamos a salir del grave problema de violencia e inseguridad que tenemos en Acapulco si elegimos a alguien que es parte de ese mismo problema?

Es como el caso del grado de estudios, como lo ha dicho el propio Jacko Badillo. No es vergüenza no haber estudiado, porque a la mejor mucha gente no concluyó una carrera por falta de recursos o de oportunidades. Lo realmente vergonzante y vil es mentir diciendo que tenemos una carrera y mostrar un título profesional que no nos merecemos, falso. No hay que olvidar que quien miente una vez, miente siempre. ¿Es eso lo que queremos para Acapulco?

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