jueves, 21 de junio de 2018

Chicotazos • Zeferino: La hora de la verdad (o de comer mierda) Por: Francisco Javier Flores V.

Chicotazos

Zeferino: La hora de la verdad (o de comer mierda)

Por: Francisco Javier Flores V.

Cuando falta muy poco para que las campañas políticas lleguen a su fin, todo parece indicar que los días –más bien horas- de Zeferino Torreblanca Galindo como candidato del Partido del Trabajo a la presidencia municipal de Acapulco están contados.

Las apuestas están doble contra sencillo a que el orgulloso y soberbio ex alcalde –que se ufana de haber sido el mejor que ha tenido este municipio- y ex gobernador del estado, declinará por su acérrima enemiga Adela Román Ocampo, la pusilánime e impopular candidata de Morena.

La justificación, esgrimida por el propio Torreblanca, es por una parte inverosímil, pero a la vez confirma lo que todo mundo sabe que ocurre en ese partido que se vende como la esperanza de México: “Lo haré solamente si me lo pide Andrés Manuel López Obrador”. Es decir, que en ese instituto político solamente los chicharrones del Peje truenan.

El problema para el contador público es que esa repentina y aparente sumisión nadie se la cree. Quienes le conocen saben que Z es en efecto un zorro de la política y no da paso sin huarache. A estas alturas es casi seguro que ya haya negociado un cargo de primer nivel en el gabinete del virtual próximo presidente de la república, según todos los pronósticos y encuestas habidas y por haber.

Pero más allá de negociaciones políticas -¿y, por qué no, financieras?-, vale la pena recordar que al aún abanderado del PT no le ha ido bien con el sexo femenino. Al menos desde que inició su gestión como alcalde mantener una buena relación con las mujeres como que no se le da. Ni en lo público ni en lo personal.

¿Qué tan grave fueron sus desencuentros con quien fue su síndica procuradora para que cada vez que puede se exprese tan mal de Zeferino?

Era mediados de diciembre pasado. Militantes de Morena le organizaron un convivio a Adela Román, aún en el estira y afloja de si se quedaba o no con la candidatura. Torreblanca ya había expresado también su intención de ser el candidato de Morena. Uno de los pocos periodistas que acudimos a ese evento en un restaurante de la playa Tamarindos le preguntó a Adela que si se diera el caso de que se decidieran por él y no por ella estaría dispuesta a levantar la mano a Zeferino Torreblanca.

Su respuesta fue contundente: “Todo mundo sabe de las diferencias tan fuertes que tuvimos con el contador Zeferino. Y es una persona por la que yo no volvería a votar. Y no volvería a votar jamás por él porque se olvidó de su compromiso con la lucha social de este estado, porque se olvida cada vez que  llega al poder de quienes lo impulsan. Entonces, sea candidato del partido que sea yo no votaría jamás por Zeferino Torreblanca Galindo".

En septiembre del 2010, el mismo personaje hizo el coraje de su vida cuando dirigentes perredistas, muchos de los cuales, por cierto, están ahora en Morena, decidieron postular a la gubernatura a un personaje que no era de su agrado: Angel Aguirre Rivero. Los llamó asnos y fiel a su estilo claridoso filosofó: “Por conveniencia algunos políticos comemos mierda. Yo no voy a comer mierda de ningún lado”. Y fue más allá, les pidió a esos dirigentes explicar “a los de abajo”, a las bases, pues, del por qué tomaron esa decisión.

En ese sentido ¿cómo explicará ahora el hombre de la Z a los petistas de abajo, a los que confiaron en él, a los que le abrieron las puertas, esa decisión que parece ya estar tomada de declinar por Adela? ¿O es que acaso piensa invitarlos al banquete?

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