lunes, 1 de octubre de 2018

Chicotazos • ¿Por qué felicitar a Adela? Por Francisco Javier Flores v.

Chicotazos

¿Por qué felicitar a Adela?

Por Francisco Javier Flores v.

Acapulco. Prioridades.
El domingo 30 de septiembre muy de mañana, al acudir a cumplir compromisos de trabajo a algunas regiones del estado por los cambios en los gobiernos municipales, tuve que transitar por el tramo carretero Puerto Marqués-Cruces. En ayunas, en primera porque apenas despuntaba el alba y en segunda porque ni siquiera me mandaron con esas famosas “dos yemas” (las de los dedos pulgar y medio), pues no hay quién.

No sé si ir con el estómago vacío me favoreció o fue lo peor. Al pasar por un punto entre la unidad habitacional El Coloso y el Instituto Tecnológico de Acapulco, un fuerte olor, nauseabundo a más no poder, incluso más intenso que el de un perro de días muerto, invadió la unidad del transporte público. No fui el único de los pasajeros que se cubrió boca y nariz mientras los vanos intentos por vomitar estremecieron el estómago. Valga decir que esa pestilencia nos acompañó en todo el trayecto.

Menos pestilentes, pero de hecho los montones de basura se observaron no solamente en ese tramo, sino a lo largo de todo el bulevar. Frente al mercadito de La Sabana no solamente el amontonamiento pegado a la lateral, sino en pleno camellón central cerros de basura ofrecían un pésimo aspecto, sin menoscabo del enorme problema de salud para vecinos y transeúntes.

Recordé que había leído que una noche antes Adela Román Ocampo había asumido formalmente las riendas del Ayuntamiento de Acapulco, en un acto protocolario donde Evodio Velázquez Aguirre le entregó la estafeta. Desde ese momento, quiero entender, la abogada se haría cargo de la ciudad.

A lo mejor soy el único soñador que esperaba que una vez ocurrido esto el nuevo gobierno municipal, el de la esperanza, por el que miles y miles se volcaron a las urnas el pasado primero de julio, pondría manos a la obra, al menos en la atención de los problemas más urgentes. Y la basura es uno de ellos, tanto que no por nada el puerto fue declarado en emergencia sanitaria que a mi juicio no debió haberse levantado.

Pero no. Fieles a viejas costumbres, los nuevos próceres ocuparon el domingo en el acto de pleitesía, para el besamanos, para el absurdo de felicitaciones no entiendo por qué; estando Acapulco tan en pésimas condiciones lo más lógico sería ofrecer condolencias y desear que le vaya bien a su gobierno. Quienes acudieron al acto suntuoso de Mundo Imperial no representan ni el uno por ciento de los habitantes. La inmensa mayoría está allá, en los barrios y colonias, en las partes altas, en la periferia, en esos cinturones de miseria que esperan ser atendidos.

No es por acicalar. Ya lo dijo la propia Adela, gobernar Acapulco es cosa seria. Vámosle realmente poniendo seriedad. El problema de la basura es de máxima prioridad, no el bacheo. Dejemos las obras de relumbrón para después. La basura, el agua, el alumbrado público y la inseguridad. Esos son los temas urgentes.

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