viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Cómo ciudadano, alguna vez te ha ayudado la policía?

¿Cómo ciudadano, alguna
vez te ha ayudado la policía?

Por: Esteban Blancas Balbuena

Policías... para qué sirven.
Ante la grave crisis de inseguridad, impartición de justicia y ausencia de garantías en la protección de los derechos humanos que prevalece en la actualidad en Guerrero, el ciudadano ya no confía en la policía, porque jamás ayudan cuando se les requiere y en general no brindan protección.
La policía debería de servir a la ciudadanía evitando y combatiendo el crimen. En lugar de eso se ha convertido en inagotable fuente de extorsión para los pobres y burla para la clase adinerada.
Incluso los policías que llegan de otras partes del país, que deberían infundir confianza, se han dado caso de que niegan el auxilio cuando se les solicita.
Como ejemplo está el de una señora de nombre Yadira Solís Córdoba, a quien hace un año le robaron su camioneta marca Honda, por la mañana, y en la noche fue localizada en la calle Ejido de la colonia Hogar Moderno. Casualmente se encontró con elementos de la Gendarmería y les solicito el apoyo, a fin de que la acompañaran a recogerla, ya que ella traía duplicado de las llaves para llevársela.
Para su sorpresa, los uniformados argumentaron que no podían intervenir, y mejor le dijeron que fuera al Ministerio Público a reportar la unidad móvil y el lugar donde estaba estacionada. Ante ello, la dueña optó actuar por cuenta propia y llevársela bajo su propio riesgo de encontrarse a los delincuentes, quienes por cierto dejaron dentro del vehículo infinidad de latas de cerveza.
Actualmente en las noches se ven patrullas solitarias de la Policía Federal con tres elementos, haciendo retenes o puestos de vigilancia en las calles de Ejido y Constituyentes, así como en otras avenidas de Acapulco. La pregunta es: ¿Darán resultados o sólo son artimañas para la extorsión de los taxistas y de los ciudadanos de buen vivir?
Los resultados seguramente se reflejan en los bolsillos de los federales, pues la gran mayoría de los habitantes de la zona Poniente de Acapulco ha sido testigo, sábado tras sábado, de los retenes que instalan patrullas de la corporación sobre la calzada Pie de la Cuesta, en la curva entre El Derrumbe y la colonia Venustiano Carranza, cobrando la cuota a choferes de camiones urbanos, taxis, urvans y demás modalidades de transporte.
En Acapulco han asesinado a muchos ciudadanos inocentes, a pocos metros donde se encuentran los militares y no actúan, porque según el protocolo es que ellos no son para atacar a los malhechores que cometieron el ilícito, sino reaccionan cuando son atacados y repelen la agresión.
Lo bueno es que hoy en día gracias al avance de la tecnología muchos de nuestros problemas cotidianos están desapareciendo, como en el caso de la Ciudad de México, que contará con 20 mil aparatos de videovigilancia, para monitorear de día y de noche la ciudad, sistema que ha mostrado su eficacia ya que con la cámaras que están en función han grabado delitos de alto impacto, la incidencia delictiva ha bajado y los hemos visto en los noticieros nacionales, cómo captan imágenes infraganti a los malandrines. Y en Acapulco… ¿cuándo?.
Ante la inseguridad desmedida que prevalece en Guerrero, para proteger mejor a sus familias y sus negocios, los empresarios grandes, pequeños y ciudadanos comunes y corrientes, recurren contratar elementos de seguridad privada o con la tecnología más avanzada, de acuerdo a sus recursos económicos, utilizando cámaras de video o dispositivos en los negocios, casas o unidades móviles de su propiedad. 
Se pueden usar los servicios de la tecnología satelital, GPS y tecnología GSM que le permite conocer la localización de su vehículo en tiempo real a través de internet utilizando su iPhone o Android, y también ya existen dispositivos discretos del tamaño de una moneda, que está revolucionando el mercado.
El ciudadano se puede proteger con sus propios medios, pues no olvidemos que la PREVENCIÓN representa el 90% en seguridad personal, razón por la cual las acciones se deben concentrar en esta etapa y el peor enemigo de la seguridad es la idea de que “a mí nunca me sucede nada”.
En Acapulco todo sucede, de día, de noche a todas horas, mientras los policías se han convertido en un cero a la izquierda.

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