domingo, 15 de mayo de 2016

Chicotazos. * Chilapa: Sobreponerse, el reto. Por Francisco Javier Flores V.

Chicotazos

* Chilapa: Sobreponerse, el reto

Francisco Javier Flores V.

Jesús Parra. Respaldo ciudadano.
El asesinato del director de Gobernación municipal del Ayuntamiento de Chilapa, Miguel Andraca Eligio, es un hecho que indudablemente lastima a la sociedad chilapense y que además representa un duro golpe a las aspiraciones del incipiente gobierno del alcalde Jesús Parra García, que afanosamente busca restablecer la paz y la tranquilidad de esa levítica ciudad tan trastocada en los últimos tiempos.
Consterna porque se trata de un personaje ampliamente conocido en esta municipalidad, abogado que ejerció en su momento con pasión, pero que se le recordará más por su destacada trayectoria dentro del servicio público municipal, , en donde ocupó cargos directivos diversos en diferentes periodos gubernamentales, siempre ligado al Partido Revolucionario Institucional.
Uno de los más consternados es desde luego el presidente municipal, quien pierde a uno de sus hombres más experimentados, comprometido con el servicio a la ciudadanía, pero sobre todo a un amigo con quien venía caminando de la mano aún en las condiciones tan adversas en que le ha tocado gobernar.
Por cierto, es de destacar la entereza con que el primer edil Parra García ha enfrentado este acontecimiento ocurrido justo en los momentos en que en la plaza cívica de la cabecera municipal se llevaba a cabo la celebración por el Día de Maestros, con la asistencia de miles de profesores de los diferentes niveles educativos, provenientes muchos de ellos de las comunidades rurales.
Al ser enterado de lo ocurrido, el alcalde acudió personalmente a verificar y disponer lo necesario, antes de instruir al secretario General del Ayuntamiento, Aldy Esteban Román, a darle seguimiento y mantenerse al pendiente y coordinado con los otros órdenes de gobierno, que por su parte hacían lo propio, para luego regresar al evento con los maestros, sin mostrar ante ellos el estado anímico que en esos momentos le embargaba, pero sobre todo sin tomar alguna decisión que ocasionara alarma entre el profesorado.
Discretamente, Jesús Parra ordenó que se reforzara la vigilancia en los alrededores de la plaza cívica (el homicidio ocurrió unas dos cuadras arriba, a espaldas de la catedral), a la vez que de inmediato solicitó el apoyo de las fuerzas federales, quienes de la misma manera actuaron con cautela a fin de que el evento se desarrollara con normalidad y llegara a feliz término, como fue. Otro en su lugar, hubiera corrido de inmediato a resguardarse e incluso no hubiera sido remoto ordenar la suspensión del evento generando sicosis colectiva.
De la misma manera, es loable el apoyo brindado desde el primer momento a los familiares de la víctima, reconfortando a los seres queridos y respaldarlos con los recursos a su alcance para hacer frente a este desafortunado trance que nadie quisiera vivir, pero que en estos tiempos demuestran que nadie está exento de sufrir el flagelo de la delincuencia, y que si se trata de una figura pública, la exposición y el riesgo es mayor. 
Más allá de las motivaciones que pudieron haber tenido quienes ejecutaron o dieron la orden de ejecutar al servidor público, lo cual es un asunto que deben dilucidar las autoridades correspondientes, en este caso la Fiscalía General del Estado, es indudable que el hecho representa una dura prueba para la administración de Parra, y que ahora más que nunca necesita la solidaridad y el respaldo ciudadano que, nadie puede negarlo, ya lo ha tenido y ha quedado de manifiesto en diferentes oportunidades. Esta vez no puede ser la excepción.
Esa sinergia entre pueblo y gobierno es ahora cuando debe de demostrarse, y no aprovechar estos momentos de crisis para destilar el veneno contenido la mayoría de las veces por cuestiones políticas o derrotas electorales, y que lejos de contribuir a la paz y la armonía generan más encono en la sociedad. El reto es sobreponerse a la adversidad y seguir en la lucha diaria para generar las condiciones de progreso y desarrollo, ruta que -pese a todo- sigue el municipio de Chilapa.

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