Epístolas
Surianas
(Carta a Don
Héctor)
De Julio Ayala Carlos
Julio Ayala Carlos. Periodista. |
EN EFECTO. MÁS allá de las diferencias, que
inclusive se dan en las familias, lo que el estado requiere, en estos momentos,
son las coincidencias de los guerrerenses. Los tiempos de crisis, de
contingencia y de emergencia, más que ser momento para el cobro de facturas, de
venganzas o para sacar a flote los rencores, deben ser motivo para lograr el
reencuentro. Lo otro es perverso, es mezquino.
Cierto es que hay tiempo para todo. Pero es mezquino
y perverso utilizar los momentos actuales de violencia para sacar provecho
político y partidista. Guerrero y los guerrerenses requieren solución a los
problemas existentes y no enconos que vengan a dividir más a la población. El
rencor no es, ciertamente, lo que Guerrero necesita, sino la participación de
todos para atender y resolver la situación actual que vive el estado.
Por eso, sin duda, es puntual el señalamiento del
gobernador Héctor Astudillo, en el sentido de que más allá de las diferencias
políticas o de otra índole, los tiempos actuales son de unidad y de
coincidencias y “no de acabarnos entre nosotros mismos”; los tiempos actuales
son de trabajo unido, y no de canibalismo, lo cual, hay que decirlo, entre
otras cosas es lo que ha frenado el desarrollo del estado.
“Son momentos de caminar juntos”, puntualizó el
mandatario estatal. “No podemos desperdiciar el tiempo, en confrontarnos, en
dividirnos, en desencontrarnos. Es momento de encontrar causas nobles para
salir adelante”, dijo en un acto en el que reconoció el trabajo del alcalde de
Acapulco, Evodio Velázquez, en un evento con motivo del 1º de Mayo, Día del Trabajo. Nadie dijo que
gobernar Guerrero y Acapulco era fácil, agregó el gobernador.
Sin embargo, por desgracia, muchos no lo entienden,
aunque por fortuna son más los que entienden que, pese a las diferencias, lo
que las circunstancias requieren son las coincidencias. En efecto, son tiempos
difíciles que para salir de ellos se requiere el concurso y la participación de
todos los guerrerenses.
Por desgracia, como en todo, hay quienes no solo
pretenden sacar raja política de los momentos difíciles, sino que también los
utilizan para pretender obtener objetivos perversos. Hay quienes, como los
dirigentes de los transportistas que organizaron el bloqueo a la ciudad de
Chilpancingo y a la Autopista del Sol, y los que causaron el pánico masivo en
Acapulco hace dos fines de semana, que quieren no solo causar el terror entre
la población, sino también poner de rodillas al gobierno del estado con fines
nada claros.
Sí. Los tiempos de hoy son de unidad y de
coincidencias, pero eso tampoco significa que la ley y su aplicación debe
dejarse de lado. Fue precisamente la no aplicación de la ley lo que desembocó
en los hechos de Iguala, de consecuencias trágicas y fatales, y por eso, para
que nunca vuelva ocurrir lo mismo o algo parecido, es que el gobierno está
obligado a aplicarla. Qué bueno que así lo entienda el actual gobierno del
estado.
Si bien es cierto que son lamentables los resultados
del desalojo a la Autopista del Sol, en lo que tiene que ver con menores de
edad que resultaron golpeados, los cuales fueron utilizados como carne de
cañón, es indiscutible que la aplicación de la ley, además de ser una
necesidad, fue una muestra de que el actual gobierno está decidido a cumplirla,
pero además, de que no se dejará chantajear por ciertos grupos de la población
que buscan obtener objetivos perversos, y lo que es peor, en agravio de la
sociedad.
Hay que decirlo. Los intereses de grupo, y más si
persiguen fines perversos, no pueden estar por encima del interés general de la
sociedad. Precisamente por eso es que el desalojo de la Autopista del Sol, en
el que fueron detenidos diversas personas y se decomisaron armas de uso
exclusivo del Ejército mexicano y diversos vehículos con reporte de robo además
de droga, fue aplaudido por la mayoría de los chilpancinguenses y por los
cientos de los afectados que por más de 10 horas se quedaron atorados en la
misma, incluidos los enfermos que tenían que ser atendidos en el hospital
general ubicado en Tierras Prietas.
El gobierno, como representante de la soberanía
popular, debe atender y resolver las demandas del pueblo, pero siempre buscando
el interés y el beneficio del mayor número posible de los gobernados. Por
supuesto, deben también atenderse a los grupos minoritarios bajo la premisa del
acuerdo y del diálogo, lejos de la presión y el
chantaje que afecta y daña a terceros.
Comentarios: julio651220@hotmail.com
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