sábado, 21 de octubre de 2017

Tercera Vía * Ranferi Por Ernesto Rivera Rodríguez

Tercera Vía

* Ranferi

Por Ernesto Rivera Rodríguez

Ernesto Rivera. Periodista.
Recordando al Che Guevara, … “No se puede ser revolucionario si no se ama la revolución”, y eso lo demostró con vehemencia Ranferi Hernández Acevedo. La noticia de primero desaparición trajo consigo el elemento automático de su secuestro, en Guerrero, lo primero significa todo lo siguiente: lo peor.

La justificación de las autoridades versus estado, salen sobrando, se quedan no cortas, sino inadmisibles, y aún sin resolver las fracturas y facturas, provocadas por el sismo del pasado 19 de Septiembre, quienes  tienen que enfrentar ante el homicidio “monstruoso” de Ranferi Hernández Acevedo, su esposa, suegro y chofer. 

Las respuestas oficiales y oficiosas salen sobrando ante  el “sismo político y social” provocado por ese artero  crimen. Los presuntos son inútiles, las hipótesis salen sobrando, las declaraciones son de risa loca, es claro que el seguimiento oficial desde el primer día, fue el de blindarse ente la andanada  de demandas y denuncias, ante la inoperatividad, ineficiencia, inutilidad e incompetencia de las autoridades judiciales y de seguridad del estado, y de él mismo, que ante la fortaleza ética y moral Ranferi, se vieron prácticamente acorralados, sin respuesta categórica alguna. 

Todo fue balbuceos, incoherencias, tratar de saltar por la tangente, eludir la responsabilidad política y social de su propia autoridad.

Frente a ello no solamente los guerrerenses han sido violentados, sino que el múltiple crimen, rebaso las frontera nacionales, que de una u otra forma el estado intenta y ha buscado minimizar el no sólo lamentable hecho, sino un hecho de inconmensurables consecuencias.

Un hombre congruente con sus  principios a  los cuales nunca claudico, jamás puso en la balanza de sus intereses personales, prefirió exiliarse, que claudicar ante la asechanza del poder, de las garantías que otorgan la riqueza proveniente del erario público, que es sin duda de la propia sociedad, ese fue su poder: su integridad.

No es el único, ni fue el primero, ni será el último, pero es, fue, sin lugar a dudas, un hombre que supo luchar desde la izquierda, la  verdadera izquierda, no el símil que actualmente padece la sociedad acapulqueña, una izquierda de millonarios, que rápidamente cambian de casa, de residencia, y hasta de status político, o se convierten en emisarios del poder de las élites del partido del sol azteca. No cabe duda, hay Ranferi para rato.      

No hay comentarios.:

Publicar un comentario