jueves, 24 de septiembre de 2015

Epístolas Surianas. Ayotzinapa, entre el amor de padres y los otros culpables. Por Julio Ayala Carlos

Epístolas Surianas
(Carta al Gober)
De Julio Ayala Carlos

* El reclamo de justicia puede hacerse sin ejercer violencia.
La paz es posible por las vías del diálogo. (Héctor Astudillo Flores)
  

Sustitutazo…
El autor.
ADEMÁS DE SER UN DERECHO, exigir justicia cuando se atenta contra un hijo, por ejemplo, es una obligación, de tal forma que los padres de los jóvenes desaparecidos en Iguala, hace casi un año, están en su justo derecho, más allá de que los estudiantes, en ese momento, no estaban en su escuela, y sí en cambio, robando autobuses.
Hay que decirlo. Ningún padre, cuando no encuentra un hijo, dejará de buscarlo, y difícilmente, también hay que decirlo, aceptará la idea de que está muerto, incluso, aunque haya evidencias de ello.
Y como padre, también, uno se pone en los zapatos de quienes no encuentran a sus hijos, que a la hora de los hechos funestos, aquel 26 y 27 de septiembre del año pasado, debieron estar en su escuela, en su dormitorio, por humilde que sea.
Y es que en vez de eso, los 43 jóvenes que desaparecieron, y otros tres más que murieron esa noche del 26 y 27 de septiembre del 2014, junto con otros más, también estudiantes de la normal de Ayotzinapa, estaban en Iguala, secuestrando autobuses, algo que ahora dicen que es normal para ellos, para ir a la ciudad de México, a una conmemoración de tipo político.
Supongo que los padres de los 43 muchachos que se encuentran desaparecidos, como los tres que murieron en esos hechos, atribuidos a la policía de Iguala y al grupo de la delincuencia organizada que ahí operaba, no sabían que sus hijos, prácticamente niños, desde que llegaron a la normal, los dirigentes los mandaron a robar autobuses.  Seguramente tampoco saben, o sabían, que sus hijos, con tal de permanecer en la normal de Ayotzinapa, gobernada por un grupo de estudiantes, queman camiones de carga, vehículos oficiales y particulares, e incendian edificios de gobierno y de partidos políticos, y más aún, saquean negocios particulares.
Sí. Estoy seguro que no lo sabían, porque entonces, no los hubieran mandado a la normal de Ayotzinapa,  en donde lo primero que les enseñan, contrario a lo que puede pensarse, es a  tomar las calles, a bloquear edificios, y lo principal, a robar autobuses.
Pero ahora lo saben. Saben que quien manda en esa escuela son el grupillo de estudiantes que se yerguen como líderes. Saben que son éstos quienes deciden qué se hace en Ayotzinapa, por sobre el director de la escuela que, el mismo lo confirma, es un inútil. Y entonces, los padres de estos 43 muchachos, con ilusiones de estudiar una carrera, para ejercer de maestro, saben ahora que son los líderes estudiantiles los que ese 26 de septiembre del 2014, enviaron a sus hijos a robar autobuses, y como no pudieron hacerlo en Chilpancingo, les ordenaron irse a Iguala.
Sí. A Iguala, en donde se sabía que la inseguridad y la violencia estaba en todo su apogeo, en donde se decía que había una disputa por la plaza entre dos grupos de la delincuencia organizada. Sí, ahora saben los padres de familia que afanosamente y con esperanza buscan a sus hijos, que fueron los dirigentes de la normal, que la utilizan como suya, por encima de las autoridades, los que les ordenaron ir a lo que fue su matadero.
Y si saben todo eso... ¿por qué es que no les piden cuentas? ¿Por qué no piden que también se les investigue? Cierto. Hay que encontrar a los desaparecidos, porque eso es lo primero que importa, aunque de acuerdo a las evidencias, al menos 2 de los 43 normalistas están muertos, según los resultados de un análisis realizado por una Universidad extranjera,  de reconocido prestigio, y en su momento propuesta por un grupo de expertos argentinos que tienen afinidad con los padres de familia.
En mi opinión, mi estimado Sustituto, los padres de los 43 jóvenes desaparecidos, así como los de los tres que murieron ese día, están secuestrados por el comité estudiantil y no los dejan hablar, y la prueba de ello es que quien se autonombró como vocero de ellos, es un maestro cetegista que habla sin consultarlos, y lo mismo hace quien se erigió como su representante legal, Vidulfo Rosales, que dicho sea de paso, litiga en los medios de comunicación.
Habría que preguntar qué es lo que piensan los verdaderos padres de familia de los jóvenes desaparecidos, a quienes traen de aquí para allá como escaparate, utilizando su dolor de padres para saciar otros intereses. Habría que preguntar si aprueban las acciones vandálicas y de violencia que llevan a cabo gente encapuchada utilizando el nombre y la exigencia de justicia para sus hijos.
Y habría que preguntarles también, que sin con actos de violencia, enfrentando a la policía, e incluso buscando otras muertes, sus hijos van a regresar con vida. Habría que preguntarles si aún le creen a los dirigentes estudiantiles de la normal de Ayotzinapa, de que ellos no tienen la culpa de la desaparición de sus hijos.
Claro. Eso podría ser después, porque lo importante es dar con el paradero de sus hijos que, por desgracia, todo indica que no están vivos. Claro que es válida su exigencia de exigir justicia, y por supuesto, castigo para los responsables de esos lamentables hechos, no solo para quienes están ya en la cárcel y confesos, sino también para aquellos que son culpables por omisión, es decir, por no actuar y cumplir con su papel a sabiendas de lo que estaba ocurriendo esa trágica noche del 26 y 27 de septiembre de 2014.
Comentarios: julio651220@hotmail.com

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