jueves, 24 de septiembre de 2015

Un año de pedir justicia… que aún no llega

Un año de pedir justicia… que aún no llega

Por Enrique González Guerrero

El autor.
A unos días de que se cumpla un año de los hechos ocurridos en la ciudad de Iguala el  26 y 27 de septiembre de 2014, donde las fuerzas oscuras que gobiernan el estado y el país, se llevaron a 43 estudiantes quienes hasta ahora no se sabe a ciencia cierta donde están, como tampoco si ya indemnizaron a los padres de los tres estudiantes muertos por las balas de la delincuencia organizada esa misma noche, y que a doce meses las autoridades federales y estatales no han logrado el esclarecimiento de esta tragedia que ha enlutado al país, situación que generó una serie de protestas en el país y el mundo que a través de la movilización lograron deponer al gobierno en turno y obligaron al gobierno federal ceder en la mesa de diálogo que organismos internacionales hicieran una investigación independiente al de las instituciones encargadas de la procuración de justicia, por la falta de credibilidad en el desempeño de sus obligaciones.
Los costos de esta tragedia sin duda alguna son incalculables en todos los ámbitos y sectores de la población, de los cuales nadie queda exento, pues muchos en sus sueños aún viven la pesadilla de esta barbarie, otros hoy ven negros nubarrones que se les vienen encima, los padres de los desaparecidos ven una luz en el horizonte que los impulsa a seguir su camino y de espectadores de los hechos los priistas ahora son los protagonistas de esta tragedia al no hacer bien los trabajos de investigación para dar con el paradero de los 43 estudiantes normalistas, situación que sigue generando inconformidad por el posible encubrimiento de los hechos, de no ejercer acción penal en contra de los verdaderos responsables que se siguen paseando como si nada en la gloria de la impunidad.
Por su parte los perredistas lamentan su descuido al postular a José Luis Abarca para la presidencia municipal de Iguala, aun sabiendo a qué se dedicaba, así como la de Ángel Aguirre Rivero en la gubernatura, quienes fueron los inmediatos responsables de los hechos de septiembre pasado, uno por ser responsable directo y otro por omisión de sus responsabilidades; sin embargo el costo mayor lo pagaron el 7 de junio en las urnas electorales donde el pueblo les cobró la factura al perder la gubernatura, el Congreso y muchas presidencias municipales que gobernaban; cuántos proyectos quedaron truncados, la corriente de las aguas de los ríos que desovaron los huracanes Ingrid y Manuel no se pueden comparar con los ríos de ciudadanos protestando por las calles de las  principales ciudades del país y el mundo, unidos en demanda del esclarecimiento de los hechos y  castigo a los responsables de esta barbarie.
Esta ola de protestas sacudió las estructuras del estado mexicano y por consecuencia llegó hasta la dirigencia del partido del sol azteca que ante la derrota electoral y el señalamiento de responsabilidad de los 43 estudiantes obligó al presidente a deponer su cargo en aras de recomponer y conciliar las corrientes internas para buscar a través de la autocrítica  consensar un programa de acción que los una más a las demandas del pueblo, donde el punto de partida sea generar políticas públicas que garanticen el combate a la pobreza, sustrayendo que en el fondo los hechos de Iguala se justifican en la desigualdad de oportunidades por una oligarquía corrupta e impune, la cual también los tiene salpicados y hoy debaten cómo ofertar una izquierda honesta, responsable y solidaria que están ya muy lejos por el debate que se está generando en su interior por una sola razón: el PRI endereza la izquierda de este partido sumido en una crisis que difícil será que salgan del fondo en que se encuentran sus malos dirigentes.
Mientras el Partido Revolucionario Institucional, alejado y abierto al desenlace de los acontecimientos, también le llegó su turno y tuvo que quitar al procurador para calmar las aguas porque nadie le hizo caso de sus investigaciones de los hechos y fue arrinconado por un movimiento que inmediatamente arremetió con toda su furia y generó las condiciones para su salida y abrir paso una investigación seria y responsable.
Mientras en el Estado cosechó los frutos anhelados, consiguió la gubernatura, el Congreso y la mayoría de las presidencias municipales, con cargo a la tragedia de los 43 estudiantes y en supuesto amasiato con grupos de la delincuencia organizada, que por cierto sigue imparable; al parecer todo marchaba de maravilla en los diferentes escenarios priistas porque había un solo responsable a quien cargarle la tragedia, sin embargo a todo le llega su tiempo como la toma de protesta del gobernador electo, pues la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tuvo que aceptar el gobierno federal por la lucha de los padres de los desaparecidos y el reclamo de un sin número de organizaciones sociales y civiles, hoy esta comisión independiente le ha dado un giro total a los acontecimientos al señalar que los jóvenes estudiantes no fueron quemados en el basurero de Cocula, como lo informó el ex procurador de la república, y que además omitieron un quinto autobús el cual aparece en los videos y que el gobierno tiene en resguardo uno, que no tiene nada que ver con los hechos y que de los más de cien detenidos se empieza a conocer que algunos son simples albañiles que se declararon culpables bajo tortura de la Policía Federal.
Este giro que dan las investigaciones arrincona no sólo al PRD, con el perdón que pidió a los ofendidos, sino al propio PRI por buscar salidas falsas desde las investigaciones y lo ponen al filo de la navaja en sus actuaciones que le dan vida y razón a la lucha de los padres de los normalistas que empujan y forjan conciencias para cambios sustanciales para evitar este tipo de barbarie, esta investigación abre la posibilidad de que los jóvenes estén con vida en las mazmorras de la oligarquía que nos mal gobierna.
El proceso de lucha e investigación ha generado cambios de aptitudes en el gobierno y en la ciudadanía, la verdad absoluta no la tiene nadie, está en debate de un lado y del otro, porque hoy se puede deducir que no sólo José Luis Abarca exalcalde de Iguala y sus sicarios participaron en estos lamentables hechos, sino que hubo consentimiento de más autoridades y personalidades que hasta ahora  apunta a importantes mandos de las instituciones de seguridad nacional y políticos intocables, como lo señaló el Gil en las mantas que aparecieron en las afueras de la ciudad; razón por la cual las recomendaciones de la Comisión Interamericana sobre esta tragedia,  las autoridades  de nuestro  país las han aceptado a medias, lo cierto que si no hubiera encubrimiento por los implicados, cual era la prisa del ex procurador y equipo por el esclarecimiento de los hechos y que aunque sigan defendiendo su verdad histórica nadie cree en sus versiones.
En este panorama pues la gobernabilidad se ve lejos por la corrupción e impunidad por quienes gobiernan,  el movimiento pide rueden cabezas grandes para la reconciliación nacional, el 2015 lo salvó el PRI con un triunfo cuestionado por el supuesto apoyo de la delincuencia organizada y el uso desmedido de los programas sociales desde palacio nacional, pero respaldado por la autoridad electoral; el 2018 puede que tenga la suerte del PRD pues el panorama es complejo en torno al caso de los estudiantes de la normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, y la verdad histórica priista se viene en cara, no ayudó en nada al esclarecimiento de los hechos del 26 y 27 de septiembre.

El presente en tu memoria  paisano de Alpuyecancingo, a un año de tu ausencia nosotros seguimos en  lucha y espera, con la esperanza de que volverás a nuestras montañas que te vieron nacer; maestro, tu voz y presencia arrincona a la oligarquía gobernante porque desata las cadenas del pueblo y lo empuja a la libertad, decían conocidos maestros en su lucha por encontrar a los 43 normalistas.

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