No hay poeta
ni escritor sin técnica
literaria,
advierte Julio Zenón Flores
·
Una charla con el autor de
la novela “La Chica Raleigh”, del libro “Hombres de Madrugada”, de los poemas
El Chinchorro, Sirena, Sirena, este último primer lugar de un concurso internacional;
ganador del Premio Estatal de Literatura Ignacio Manuel Altamirano…
Francisco
Javier Flores V.
Julio Zenón Flores S. |
“Si no tienes técnica, por más emotivas que sean tus
expresiones verbales o escritas no son poesía. Tienes que arriesgarte a que,
una y otra vez, te rompan tus escritos y los echen al cesto porque son basura,
antes de que, finalmente, los grandes maestros te digan que ya estás al punto”,
expresa el acapulqueño Julio Zenón Flores Salgado.
Poeta, novelista, ganador de varios premios en ambos
géneros, señala que en el medio “anda mucha gente por ahí diciéndose poetas,
escritores, y tienen muchas fallas, no sólo ortográficas o de sintaxis”.
Y es que desde su perspectiva, “cualquiera puede
escribir, pero no cualquiera se puede decir poeta; para que te digas poeta no
sólo tienes que inspirarte, tener algo que decir, además tienes que ser
original, no puedes decir lo mismo que ya dijeron otros, ni decirlo con las
mismas palabras que lo diría un periodista; o sea, tienes que usar un lenguaje
distinto, que apunte más al sentimiento que a la razón, que al entendimiento, y
tienes que saberlo decir, esa es la técnica literaria”.
Orígenes; cadencia
y ritmo
En una charla con para el blog de noticias REBELDE, el autor de la novela
contemporánea “La Chica Raleigh” machaca
en el sentido de que “no es lo mismo que te guste escribir a que realmente lo
sepas hacer”, y narra parte de su experiencia personal en sus inicios como –según
él- poeta, en donde luego de ingresar a un taller literario a principios de la
década de los ochentas, en León, Guanajuato, se dio cuenta que “lo que escribía
podían ser cosas sentimentales, pero no eran poemas, por una razón muy
sencilla: no conocía la técnica”, aún y cuando ya en la preparatoria había
ganado un concurso de novela y había pasado con diez, por ejemplo, la materia
de Apreciación Artística, “pero era rústico, no sabía escribir”, admite.
Fundamental en su formación fue haber ingresado a
ese taller en el Instituto Nacional de Bellas Artes Región Bajío, en un
edificio que recuerda como “bonito, histórico, colonial”, bajo la coordinación
de un filólogo de nombre León Fernando, maestro de literatura universal,
apoyado por “dos o tres personajes más, poetas reconocido a nivel nacional”.
León Fernando, rememora Julio Zenón, “era un maestro
riguroso con los que tallereábamos con él; yo llegaba con mis escritos,
poéticos según yo, que le gustaban y con los que incluso enamoraba a las
muchachas de la época, y él me los rompía, decía que eran basura. Y ni modo, a
volver a empezar”.
Hasta que un día, llegó Luis Fernando y le dijo: “Ya
estás al punto”.
Según esas enseñanzas, aprendió que la poesía tiene
que tener cadencia y ritmo, y que no es lo mismo lo que uno lee que lo que está
escrito.
“Y –fíjate- no es que uno no sepa leer, es que
cuando tu escribes tienes que pensar en el lector, en cómo lo va a leer alguien
aunque tú no estés; no es lo mismo que yo lea mi cuento o poema a un público, a
alguien, porque yo lo voy a leer como yo lo pensé y a la mejor ni siquiera lo
pude plasmar al escribirlo como yo lo pensé, porque le pudo faltar una coma o
un punto. Entonces yo lo tengo que escribir, y eso lo aprendí de León Fernando,
como lo pensé, usando la puntuación exacta, porque acuérdate que un punto o una
coma cambian el sentido, entonces si yo lo pensé de una manera pero no puse la
puntuación adecuada, cuando lo lea cualquier otra persona lo va a leer o lo va
a interpretar distinto, entonces no le va a llegar mi mensaje”, ilustra.
Y es que la cadencia y ritmo es importante no sólo
en la poesía, advierte, sino en cualquier texto escrito, “sea cuento, novela,
aún una nota periodística debe tenerlo; la gente que lo lee tiene que llevar la
pausa, la respiración adecuada, tú le das la pauta cuando lo escribes”.
Julio Zenón, valga recordar, es periodista de oficio
y profesión.
Premios,
reconocimientos
Asegura que comenzó a escribir desde la secundaria,
en Acapulco, en donde ya en la preparatoria ganó un premio de novela corta. Fue
en la Prepa 17, en donde tuvo como maestro de literatura al hoy ex gobernador
Rogelio Ortega Martínez. La obra, “Encuentro cercano”, narra la historia de un
chico que, en la playa, se encuentra con algo inesperado.
Desde esa época, dice, ya leía a los clásicos: Luis
de Góngora y Argote, Juan Ramón Jiménez, Rubén Mora. De adolescente recuerda
ser asiduo de Pablo Neruda, Mario Benedetti y ya más grande fue seguidor de
Omar Kayam, poeta turco de la corriente existencialista en la que de alguna
forma se enroló porque se identificaba con ella.
Ganó también un concurso literario organizado por el
Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), cuyo premio
consistía en una cena para dos personas en un restaurante de lujo, en
Aguascalientes.
En el INBA Bajío se integró a un grupo folcklórico
formado por maestros democráticos, en donde a la par de tocar el bongo era el
encargado de ponerle el toque poético.
Letras Leonesas fue una página cultural en el
periódico El Sol del Bajío que fundó con otros dos jóvenes, curiosamente todos
de Guerrero, que a la vez tenían un taller literario en Silao, Guanajuato, y
eran seguidores del Gran Cocodrilo
Efraín Huerta, cuyo arte poético también lo inspiró por la similitud que tenía
con la obra de Omar Kayam.
A su regreso a Guerrero, se acerca a grupo cultural
Carrizo, de la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la UAGro, y a otro llamado El Muro de los Lamentos, en
donde comparte con Manuel Maciel, Pedro Escorcia, Citlali Guerrero, Citlali
Delgado y Roberto Abarca, entre otros. Con ellos participa en el Encuentro de
Escritores Jóvenes de Guerrero, que se celebraba anualmente y ahí se mantuvo
unos diez años, hasta que la necesidad de supervivencia lo sumerge en el
periodismo.
Curioso es el premio que gana, según cuenta, por el
año 2002, evento organizado por el Centro Poético Español en Barcelona, España.
Cuenta: “Recién me había separado de una pareja, andaba medio alcoholizado,
llego a mi casa, prendo la computadora y veo la convocatoria que vencía ese
mismo día, y era un solo poema. Entonces me puse a escribirlo en ese momento,
lo terminé y sin revisarlo lo mandé. Quiero decirte que en ese certamen participan
miles de poetas de todo el mundo y yo lo gané, me mandaron el aviso que podía
ir a reclamar mi premio, creo que mil 500 euros y yo, pobre como era, reportero
del Novedades (periódico de Acapulco) ¿cómo iba a ir a Barcelona? Me olvidé del
premio, saqué cuentas y vi que me salía como en 50 mil pesos el viaje a España.
Yo en ese tiempo era un vago, no tenía pasaporte, ni siquiera lugar fijo donde
vivir, bebía mucho y no sabía de alguna instancia que me pudiera apoyar. Hasta
la fecha me sigue llegando material del Centro Poético Español, invitándome a
seguir participando. El poema con el que gané se lama “Sirena, Sirena”, por
cierto que no lo he editado, por ahí lo tengo entre mis papeles”.
En 2008, Julio Zenón Flores ganó el Premio Estatal
de Literatura Ignacio Manuel Altamirano, que compartió con Citlali Guerrero en
el género de poesía. La editorial Sagitario, dirigida por Francisco Javier
Ramírez Sánchez, le editó un libro conmemorativo: “Hombres de Madrugada”, que
tuvo muy buena aceptación del público. Fue su primer libro serio –dice medio en
broma-, nada que ver con
“Cantos de Amor y Lucha”, que editó rústicamente con
la ayuda de un mimeógrafo.
“Un poco antes de empezar la lluvia” es una especie
de poemario publicado por la micro editorial El Bejuco, en coordinación con la
UAGro. Uno de sus poemas, “El Chinchorro”, fue retomado por el Ayuntamiento de
Chilpancingo para integrar el libro “Ríos Interiores”, y el gobierno de
Acapulco le incluye algunos poemas en la publicación “Diez Poetas Acapulqueños”.
Es sin embargo la novela “La Chica Raleigh” la que a
su juicio lo consagra como escritor. Se regocija: “Ha tenido una muy buena
aceptación y en internet una venta inesperada, en Europa sobre todo, se llega a
cotizar en 69 euros el ejemplar impreso, y en librerías de Londres, por ejemplo,
tiene 5 estrellas en venta por internet, que es la máxima calificación y te la
dan cuando los clientes califican el producto, en este caso a la novela, como
buena. En España se vende también, incluso la ofrecen en archivo digital en 19
euros”.
Púlanse, sigan
su sueño
Es Julio Zenón el poeta, el novelista, el periodista
que hoy cubre otra etapa en su vida como director de Fomento Cultural del
Ayuntamiento de Acapulco, el que recomienda a todos los que gustan de plasmar
sus ideas por escrito a “que sigan su sueño, que no dejen de escribir, pero que
se pulan, que se preparen, que aprendan la técnica literaria”, y quien no tiene
empacho en señalar que en el medio “hay quienes se dicen maestros de literatura
y ni siquiera leen (así como en el gremio tenemos muchos “maestros de
periodismo” que no son periodistas, nunca han reporteado ni hecho una nota)”.
El que desde su trinchera actual asume el compromiso
de “abrir espacios a la profesionalización de la gente que tiene deseos de incursionar
en el mundo del arte, para que nuestros jóvenes y adultos que quieran escribir
poemas, novelas, cuentos, etc., realmente con calidad literaria, lo hagan, si
ya traen el feeling, la idea de
hacerlo”.
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