Nada Personal
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“El Muchacho Alegre”
Por Kenia Guzmán Pérez
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Kenia Guzmán. Periodista. |
Desde hoy Témoc ya duerme en
su última morada. Descansa entre los muertos. Lo vi en la mañana en su ataúd
metálico, color vino, rodeado de flores blancas y follaje verde. Su rostro era
más amarillo que de siempre, pálido y sin brillo. Con su “barba de candado” que
aún se veía intacta como el último sábado que se le vio.
No sé cuántos años tendría
pero serían entre 32 o 35. Era buen mozo. Alto, de fino porte, que desde lo
lejos llamaba la atención de las mujeres. Tuvo varias, aunque yo solamente le
conocí en serio a la madre de su niño, quien hoy me doy cuenta de verdad lo
amó.
Desde el domingo que se supo
que lo habían matado, mi calle está triste y de luto. Hoy todos los vecinos
fuimos al velorio. Otros desde anoche se fueron a velarlo y bebieron toda la
noche junto a su ataúd, como lo hicieron muchos viernes, muchos sábados o
cualquier fin de semana junto con él. Porque le gustaba la bebedera.
Fue un muchacho alegre,
gritón, grosero con toda la banda de estas colonias que lo conocían. Cuando
entraba a la colonia ya se escuchaba su alboroto con el claxon, la música y los
“¡Ora putos!”, “¡ora pendejo!” “¡adiós pendejo!”, “¡vete a la chingada hijo de
tu puta madre!”, como se decía con todos los chavos. Pero a las mujeres nunca
les decía un insulto. Era tremendo. A mí de pronto me caía gordo. Pero era respetuoso con las mujeres adultas.
El sábado pasado anduvo como
si nada. Descansó y convivió con su familia. Ni se imaginaba que en la
madrugada lo iban a matar. Se fue contento, perfumado y con ganas de trabajar
dicen los que lo vieron por la noche.
Sus tíos y parientes con los
que convivía todos los días no han dejado de llorar y se ve que lo van a
extrañar mucho. Porque él era quien le ponía sabor a sus vidas. No han dejado
de tocar la música que le gustaba y eso es algo muy triste para todos los
vecinos. Hasta ahorita no se sabe por qué lo asesinaron. Sino le hacía daño a
nadie.
Hoy mataron a otro taxista,
que fue encontrado en La Laja. ¿Cuántos
más faltan? Porque es fácil leer en la prensa los muertos que cada día van
saliendo, pero es tan doloroso cuando te toca verlo de cerca y conocer a las
personas que van cayendo. ¿Hasta cuándo va a parar esto?
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